„El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo porque yo hago siempre lo que le agrada”. (Jn. 8,29)
Para compartir con vosotras la intención que fue toda su razón de vivir, Cristo ha querido a Caritas Christi en su Cuerpo místico. Para vosotras, ser y permanecer en la condición común de los bautizados, no tener ni distinción, ni obra propia, ni acción concentrada, os fuerza a comprender que el único camino de santidad que os es posible aquí abajo es el de reproducir en vosotras esta intención de Cristo; en este camino tenéis posibilidades incomparables, por la condición misma de permanecer „ocultas con él”.
Vuestro género de vida os apremia a descubrir lo que hay de mejor y de más personal en el Hijo bienamado; „la mirada sana que hace a todo el cuerpo luminoso” (cf. Mt 6,22) significa, para vosotras, adquirir la misma mirada de Cristo, penetrando en su „sí, Padre” que os hace vivir, como él, para agradar al Padre. Para daros a vivir como él y en él, os enseña tres cosas:
— el Padre está en lo secreto;
— tenemos que amar al prójimo como él ama;
— la Iglesia es su cuerpo.
Esta enseñanza tiene la capacidad de hacer de toda vida, la más insignificante y la más monótona, la más sobrecargada y la más comprometida, la más rica o la más debilitada por la enfermedad o la vejez, un camino que asciende todo derecho a la más alta cima a quien no cesa de marchar por él.
Extraído del documento “Intenciones Esenciales” de Caritas Christi, escrito por el P. Perrin, co-fundador de nuestro Instituto.
Si te interesa seguir profundizando en el tema, que te ampliemos más información, o hacernos un comentario, puedes ponerte en contacto con nosotras por medio del apartado “contactos” que encontrarás en esta misma página web.
Esta entrada también está disponible en: angielski francuski niemiecki włoski hiszpański czeski portugalski wietnamski słowacki