Desde las primeras semanas de su existencia. Caritas Christi recibió la convicción de tener que expresar y servir el carácter auténticamente laico de vuestra vocación…

La Iglesia no puede pensarse sin los laicos; cuenta con ellos, con vosotras, para cumplir su misión; además os hace comprender cómo tenéis plena participación en esta misión. Para ampliar vuestros horizontes, os enseña que Cristo quiere ser hoy, a tra­vés de los laicos, sacerdote, profeta y rey. Por tanto, nunca aca­baréis de descubrir lo que es vuestra vocación; habéis de tender a realizar su ideal dando a vuestro bautismo, en y por vuestra vida providencial, sus dimensiones contemplativas y apostólicas. Todos los bautizados están llamados a la perfección misma del Padre celestial; viviréis esta llamada dando testimonio, a través de las virtudes cristianas, de las intenciones de Cristo.

Como simples cristianas entre los hombres, mostraréis que se­guir a Cristo, hombre perfecto, nos hace mejores y más huma­nos.

Respetando vuestra inserción natural en el mundo, se os llama a vivir una santidad al alcance de la mano, beneficiándoos de las riquezas que la Iglesia ofrece a sus hijos y dejándoos llevar por la Providencia a la más estrecha conformidad con Cristo.

… Caritas Christi no es, en efecto, más que un camino entre otros para tender a este fin; es, a la vez, un conjunto de principios que crean una forma propia de espiritualidad cristia­na y una fraternidad en el Espíritu Santo, espiritualidad y fra­ternidad sometidas filialmente a la autoridad de la Iglesia. Vues­tra ofrenda para la Iglesia es el compromiso de trabajar lo me­jor posible por ser y hacer, cada una en vuestro lugar, cuanto pueda contribuir a la vitalidad del Cuerpo místico; he ahí el significado de „amar y hacer amar„.

Vuestra vida no tiene otra razón de ser que la venida del Señor. Que cada una considere así su existencia de cara a la llamada a la santidad que le ha sido dirigida y a la misión que le ha sido confiada.

Extraído del documento «Intenciones Esenciales», escrito por nuestro co-fundador, el P. Perrin.

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